SEMBLANZA POR ANTERO SIMON


SEMBLANZA DE DON PEDRO CASTILLO POR DON ANTERO SIMÓN GONZÁLEZ

(Artículo publicado en la revista Canarias Gráfica)
A la memoria de mi maestro, don Pedro Martín Hernández y Castillo.

             No todos los pueblos cuentan, en la galería de sus hijos, con figuras venerables, con nombres casi simbólicos; pero El Paso sí. Los que fuimos niños hace ya cierto tiempo tuvimos la suerte, no ya de tratar sino de salir de las manos de una de esas figuras: Don Pedro, cuyo nombre evoco con la emoción y la ternura de quien, bajo su guía, entró a los caminos del conocimiento y de la vida.

Maestro
           Cuando aprender era heroico, don Pedro se formó a sí mismo; cuando enseñar no era fácil, don Pedro enseñó y educó a los demás. Su labor tuvo dimensiones excepcionales porque no se ocupó sólo de la formación elemental de sus alumnos sino que fue muchísimo más lejos: a lo artístico, a lo literario, a lo moral.
           El Paso tuvo entonces grupos artísticos, actividades literarias, vocaciones y realizaciones que, en época posterior, y con más medios, decayeron o acabaron perdiéndose. Y la preocupación constante de don Pedro fue la formación integral de sus alumnos, el modelado de sus carreras. Por eso, sin duda, nos sentimos con respecto a él discípulos y no alumnos.
            Su acción educativa se salió del recinto de la Escuela. Para los demás fue siempre el consejero fiel y honrado, el padre espiritual que jamás dejó de buscar y encontrar, en beneficio de los otros, la solución adecuada para el problema con que la vida nos sorprende cada día.
Todo los de El Paso le estamos en deuda, según pienso. Yo, por lo menos, me reconozco uno de sus deudores.

Patriota
           Eminentemente familiar, enamorado de una esposa y de unos hijos no menos ejemplares, don Pedro amó entrañablemente a su patria grande y a su patria chica, a las que cantó, sin regateos, en todo momento y en todo lugar. España y El Paso estuvieron en el centro de sus devociones más íntimas, y siempre presentes en sus clases, en sus charlas, en sus poemas.

Creyente
               No es el rasgo menos importante, pues se nos antoja el fundamento y la explicación de los demás. Hombre de fe meridiana y luminosa, su vida fue, en todos los aspectos, la realización viviente de esa fe. Lo cristiano fue carne y sangre de su comportamiento, móvil permanente de su conducta, clave de sus actos y suprema esperanza de su vida. El título (“Todo por Dios”) de su última obra, inédita, es el resumen de una vida que fue, en efecto, toda por Dios y para Dios.
            Valgan estas líneas como recuerdo agradecido de quien se honra en proclamarse su discípulo.
***
            Anexo al artículo de D. Antero Simón, el editor de Canarias Gráfica escribió:
“Reproducimos con gran satisfacción este bello poema, inédito, del ilustre palmero don Pedro Martín Hernández y Castillo, de gran aprecio y valía”.

El Paso
Es centro de La Palma la ubérrima ciudad
de nítidos paisajes, de histórica grandeza,
do encuentran los artistas sublime amenidad,
encantos que difunde la acción de la Belleza.
En él está el vetusto, famoso y milenario,
acaso el más gigante que tienen las Canarias,
que da sombra a los seres que llegan al santuario
a honrar a la Princesa con férvidas plegarias.
“El Pino de la Virgen” lo llaman los mortales
porque él guardó en su trono la imagen de María,
a aquélla a quien los fieles en cánticos triunfales
le dieron nuevo templo, tributo a su valía.
Es pueblo en que se encuentra la célebre Caldera
que admiran los turistas que buscan lo grandioso.
Después de contemplarla pregonan por doquiera
que tienen los pasenses el cráter más famoso.
Es pueblo en que está el monte, lugar de la campaña
en que el Adelantado su empresa consumó
logrando en el combate que fuera para España
la perla del Atlántico que entonces conquistó.
Y desde aquella fecha, La Palma, ya española,
levanta en todas partes el signo de la Cruz,
izando la bandera, de ibérica aureola,
orlada de trofeos, de glorias y de luz.
Mansión de los almendros, ubérrima ciudad
de prados y vergeles, de histórica grandeza:
en ti halla el artista sublime amenidad,
encantos que difunde la acción de la Belleza.


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